Anne Frank Huis

Si vas a Amsterdam, tienes que visitar La Casa de Ana Frank. Lo que sentí al entrar a ese lugar, es indescriptible. Entrar a la casa de atrás, y ser consciente de que allí tuvo que vivir escondida esta niña con su familia y algunos amigos de su padre, es realmente difícil de asimilar. Cuando entré al anexo, pude de alguna manera dimensionar lo que tuvieron que vivir estas personas por un líder negativo que con sus creencias convenció a miles de personas de asesinar a más de 6 millones de Judíos, en mi opinión, uno de los crímenes más atroces en la historia de la humanidad. No voy a mentirte, entrar allí es bastante impactante, ver la habitación de Ana, las fotos de periódico pegadas en la pared, darte cuenta de las privaciones de las que eran objeto ella y sus familiares y amigos para no ser descubiertos, ver las ventanas totalmente tapadas sin opción de ver la luz, saber que perdieron uno de los derechos más fundamentales de un ser humano, la libertad, que ni siquiera podían hacer cosas tan rutinarias como bajar el sanitario al usar el baño o caminar con zapatos en la casa porque no podían hacer ruido y todo por algo que ellos no decidieron, ser Judíos.

Y entonces porque te recomiendo ir a este lugar? Por qué si no es del todo agradable entrar allí? Sencillo, tienes que conocer la historia para no volver a repetirla. No podemos seguir viviendo en un mundo que muchas veces no es consciente de que la intolerancia, la discriminación y la falta de empatía causa tragedias de esta magnitud. Lo hemos vivido muchas veces y lamentablemente lo seguimos viviendo, gente persiguiendo a una persona por su raza y ésta siendo víctima de discriminación simplemente por su color de piel, personas siendo objeto de maltratos por su clase o estrato social, algunos otros siendo blancos de burla y discriminación por su orientación sexual, otros porque tienen una enfermedad mental, otros porque tienen una condición de discapacidad, otros por su religión y sus creencias, otros por esto, otros por lo otro. Hasta cuando? Somos seres humanos, tenemos que amarnos los unos a los otros, en el amor está la respuesta, ahí está la diferencia. Hitler pudo haber sido pintor, pero fracasó y en cambio terminó siendo el líder máximo del Holocausto.

Para colocarte un poco en contexto, Ana fue una niña Judía que nació en Frankfurt, Alemania el 12 de Junio de 1929. Debido a la ocupación de los nazis en Alemania, a los movimientos de guerra y a la persecución de los Judíos, y ésto aunado a la difícil situación económica, sus padres, Otto y Edith Frank deciden mudarse a Amsterdam. En 1940, los nazis ocupan Holanda como parte de La Segunda Guerra Mundial y comienza la persecución antisemita en la que los Judíos son marginados y alienados en todos los frentes sociales e incluso obligados a la absurda humillación de tener que portar una Estrella de David para ser reconocidos. En 1941, ante esta situación, Otto decide esconderse junto con su familia y algunos de sus amigos en la casa de atrás de la empresa que tenía en la ciudad. Allí logran permanecer alejados de la persecución durante más de 2 años hasta que en Agosto de 1944, son descubiertos y llevados al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en Polonia. En Noviembre de 1944, Ana y su hermana Margot, son trasladadas al campo de concentración de Bergen-Belsen en Alemania, mientras que sus padres permanecen en Auschwitz. En 1945, tanto su hermana Margot, como Ana fallecen a causa de una fiebre tifoidea debido a las precarias condiciones en el campo de concentración. El único sobreviviente es Otto pues su esposa Edith también fallece antes del final de La Segunda Guerra Mundial. Este vuelve a la casa y encuentra el diario que Ana había escrito durante los años de escondite y decide publicarlo, un libro que ha sido traducido en más de 70 idiomas y vendido millones de ejemplares alrededor del mundo, El Diario de Ana Frank.

Esta niña nos ha dejado un gran legado, Ana y su historia nos recuerda que debemos valorar a nuestra familia, que valoremos la libertad, que hay que valorar vivir el AHORA, que en cualquier momento todo puede cambiar de una manera brutal como le pasó a ella, pero más alla de eso, nos enseña que la intolerancia lleva al odio y éste a cometer las peores injusticias. Yo quiero pensar que aún existimos personas en este mundo que creemos en el poder de no volver a repetir este tipo de historias, que creemos en un mundo más igualitario, más amoroso y más justo.

Ya lo sabes, si alguna vez vas a Amsterdam, no dejes de visitar La Casa de Ana Frank!

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