De BOG a LHR

El 24 de enero de 2007 mi vida tomó un giro de 180 grados, abordé un vuelo desde el Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá que me llevaría con destino al Aeropuerto Internacional de Heathrow de Londres haciendo conexión en el Aeropuerto Internacional de Madrid-Barajas. Era la primera vez que tomaba un vuelo internacional, recuerdo que sentía miedo y al mismo tiempo una emoción enorme porque en pocas horas iba a cumplir uno de mis mayores sueños, pisar el viejo continente y por la puerta grande, en una de las ciudades más emblemáticas del mundo. El vuelo de IBERIA me llevó a Madrid en un lapso aproximado de 9 horas y media. Era invierno, y a nuestra llegada el capitán del vuelo nos informó el estado del tiempo, nunca lo olvidaré, estábamos a 1 grado centígrado bajo cero. Hacía solo una semana vivía en una ciudad con temperaturas que oscilaban entre 32 a 38 grados en promedio así que ni siquiera imaginaba como se sentiría una temperatura tan baja, por un momento entré en pánico, todo era nuevo, todo era desconocido y ya no había vuelta atrás. A mi llegada a la ciudad taurina, tenía 1 hora y media aproximadamente para tomar mi vuelo de conexión con destino a Londres. Al llegar, me dirigí a un puesto de información donde alguien amablemente me indicó como llegar a la puerta de embarque. Cuando finalmente tomé el vuelo de BRITISH AIRWAYS que me llevaría a mi destino final, comencé a sentir los verdaderos cambios que se avecinaban, la tripulación ya no hablaba Español, la comida era muy diferente y la gente a mi alrededor, bueno de eso ni hablar, creo que escuché más de 5 idiomas en un instante.

Aerial panoramic cityscape view of London and the River Thames, England, United Kingdom
Source: istockphoto.com

Luego de 2 horas y 20 minutos, estaba próxima a aterrizar en la capital Inglesa, recuerdo mirar por la ventana del avión y ver miles de casas que parecían todas iguales, con techos blancos y rojos y pensar lo diferente que se veía la ciudad a todo lo que había conocido hasta ese momento. Al llegar al aeropuerto, me encontré con mi mejor amigo, el había llegado dos meses antes que yo y ya conocía un poco más la ciudad así que fue a recogerme y a llevarme a donde me alojaría por un tiempo, en casa de una prima. Por fortuna, la casa en la que me quedaría quedaba bastante cerca del Aeropuerto así que decidimos tomar un cab (Taxi Londinense) y recuerdo que todo me maravillaba al mirar por la ventana, las calles, las casas, la gente, todo. Eran alrededor de las 3p.m. hora local y era tal el frío y la oscuridad del invierno que en realidad parecía que fueran alrededor de las 6p.m. Finalmente llegué a donde me quedaría, me senté en un sofá, prendí la tv y justo estaba en el canal de la BBC de Londres, recuerdo no entender absolutamente nada de lo que decían y preguntarme, ¿cómo voy a hacer para vivir en esta ciudad? No entiendo absolutamente nada el idioma, por un momento sentí ansiedad, no tenía idea de lo que me esperaba.

Mi cuerpo estaba absolutamente extenuado, habían sido muchas horas de vuelo, esperas en aropuertos, conexiones, estrés, cambios de horario abruptos, así que pronto me fuí a la cama pensando, mañana será otro día y ya lo resolveré. Al despertar al día siguiente todo era distinto, la arquitectura no se parecía en nada a lo que estaba acostumbrada, la comida, el idioma, el clima, la gente, el barrio, la cultura, otra vez sentí miedo y otra vez sentí emoción. Desperté, me alisté y me fuí a conocer el College en el que estudiaría Inglés durante los próximos 7 meses. Ese día supe lo que era montarme en un Double Decker (Bus de dos pisos Londinense), y en el metro más antiguo del mundo. Mi estación destino era Oxford Circus Station, y recuerdo que al salir de la estación, miraba a todos lados, habían 4 esquinas y podía ver a mi alrededor muchas tiendas de grandes marcas de ropa, la arquitectura de los edificios era impresionante, y yo pensé, o mejor en ese momento sentí que tenía el mundo en mis manos, pasé de vivir en una ciudad con una población aproximada de 150,000 habitantes a una de más de 8 millones en un abrir y cerrar de ojos. Ha sido sin duda el cambio más drástico que he experimentado pero también la mejor decisión que he tomado en toda mi vida.

Londres es una ciudad fascinante, en la que aprendes en un día lo que en otro lugar tardarías meses, una ciudad donde puedes conocer gente de todas las partes del mundo que puedas imaginarte, rica en cultura, arte, historia, vida nocturna, y también con un ritmo de vida bastante acelerado, una ciudad hermosa pero también donde sobrevive el más fuerte. Yo lo hice, allí viví 5 años y medio, allí aprendí a valorar los pequeños detalles, a entender lo que significa realmente la diversidad, aprendí a vivir en una casa con personas de los 5 continentes, a trabajar con personas de diferentes países, con diferentes idiomas, formas de pensar, de ver la vida, con religiones distintas, a entender que hay personas que no creen en Dios y a respetar su decisión sin cuestionarlos, aprendí a abrir mi mente, a vivir en libertad, aprendí que mi libertad comienza donde termina la del otro. Este es solo el comienzo de un viaje que haremos juntos a Londres. Por ahora, si estás pensando en viajar a conocer esta ciudad o en vivir en ella, no lo pienses dos veces, es una ciudad que vale la pena conocer, en la que nunca se acaban los planes y de la que aprenderás de todo a la velocidad de la luz porque Londres es así, dinámica, versátil, imponente, poderosa, majestuosa, brillante, valiente, histórica, una ciudad que te hace sentir que todo es posible.

Atrévete a conocerla y ¿por qué no? a vivirla!

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