Todos los seres humanos nos tocan de manera diferente, llegan a nuestra vida con un propósito calculado y cumplen un ciclo que te avisa que es tiempo de dejar ir. Un día despiertas con la idea firme de dejar partir y dejas que vuele hacia ese paraíso que una vez soñaste a su lado, aprendes a amar al punto de desearle la felicidad aunque no sea a tu lado, comprendes el verdadero sentido de amar profundamente y creces en el proceso.