A pesar de los días grises, fríos y a veces lúgubres y de gran soledad, de alguna manera siempre salí avante de esas crisis, claro que extrañaba a mi familia, por supuesto que fue difícil aprender el idioma, hice trabajos que no quería, soporté jefes realmente duros, salí totalmente de mi zona de comfort, pero tenía dos opciones: estar bien o estar mal, y la segunda era la peor. Así que me sequé las lágrimas y di más de mi 100%, porque cuando miro hacia atrás me doy cuenta que hice cosas de las que nunca me creí capaz, pero sobretodo, me encontré a mi misma, hoy sé que puedo sobrevivir en situaciones adversas por más difíciles que estas parezcan, que el ser humano se adapta a todo, y que siempre podemos dar mucho más de lo que pensamos.