Choque Estelar

De repente notaste su luz, un choque estelar te envolvió sin darte cuenta, todo fluyó sin esfuerzo, su mirada era una ventana en la que podías reflejarte y sentir toda su esencia. Una historia inolvidable, un recuerdo que deseas guardar en tu memoria como algo sagrado y bello, un ser tan especial que faltan palabras para describir el sentimiento mutuo. Al mirarse, el mundo se detenía, mariposas revoloteaban fuertemente en tu estómago, cristalino e imposible de ocultar, real, sincero, genuino; pero esa estrella fugaz parte sin rumbo para encontrar su luz en otro lugar.

El cielo se llena de estrellas, las noches se vuelven tuyas, te conoces y aprendes a amarte con todas las fuerzas de tu ser reconociendo en primera instancia lo que ya no quieres en tu vida y siendo consciente de lo que si quieres atraer a ella. Y entonces, llega otro ser y esa mirada se vuelve vuestra, vuelves a vibrar, a sonreir, a soñar, a creer, y recuerdas que todo final es un nuevo comienzo. El ciclo se repite y una estrella brilla con toda su intensidad por una noche o quizá por unas cuantas más, pero al amanecer, desaparece en la eternidad, que osadía querer que esa noche se prolongue para siempre, y adueñarte de lo que nunca ha sido tuyo. Vuelves a caer, y te vuelves a levantar, dejas ir su luz para encontrar la tuya, pasas noches en vela, dejas ir, y te reconstruyes.

Todos los seres humanos nos tocan de manera diferente, llegan a nuestra vida con un propósito calculado y cumplen un ciclo que te avisa que es tiempo de dejar ir. Un día despiertas con la idea firme de dejar partir y dejas que vuele hacia ese paraíso que una vez soñaste a su lado, aprendes a amarle al punto de desearle la felicidad aunque sea lejos de ti, comprendes el verdadero sentido de amar profundamente y creces en el proceso.

Entonces, el universo conspira a tu favor, un día vuelves a brillar, esta vez con la estrella de tu vida, un día, los planetas son tus cómplices, tus celestinos. Ese día, esa estrella se queda para brillar a tu lado y crear un paraíso uniendo vuestras manos y sus vidas y creando constelaciones de felicidad.

¡Ese día, te quedas fundido en el choque estelar!

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